A mi madre siempre le gustaron mis rulos (que ahora no tengo). No importaba si en la calle me decían "que linda su gordita", ella iba bien agarrada de mi mano, caminando por calles y parques, orgullosa de los cabellos ondeantes de su hijo mayor. Cómo es la vida, no? Esos mismos cabellos le producían repudio y pavor cuando tenía 20 años... "Pareces un pastrulo, un vago, un enfermo". La diferencia estaba en que cuando era niño, ella me los cuidaba. Ya de grande, yo dejé mi cabello que creciera a su libre albedrío. Mala idea.
A mi madre le gusta todo lo que hago, pese a que nunca escucha lo que toco, no lee lo que escribo, no mira lo que realizo o no presencia lo que hago, igual ella cree que es "bravazo" y aplaude a escondidas. Se ríe de mis bromas (eso ya es demasiado) y escucha atentamente cada historia que le cuento. No aconseja, no critica. Solo me pide "soluciones". Piensa de una manera conservadora y algo anticuada, haciendo que yo mismo en esta vida piense de una manera menos superficial y más medieval, por decirlo de algún modo.
Son 9 meses que nos llevan ahí en su interior. Cuántas anécdotas le habrán sucedido en ese tiempo? Cuántas cosas por contar en nuestros primeros años de vida que no recordamos (por obvias razones). Cuántas veces nos ha visto caer y levantar, sin decirnos nada, solo viendo que pasos íbamos dando. Así son ellas. Nos pueden decir de todo cuando sus impulsos navegan su mente, pero siempre están atentas a lo que hacemos, sentimos o pensamos. Jamás te suelta la mano.
Al otro lado del camino, de forma paralela, están aquellas mamás que por hechos del destino caminan solas con sus hijos. Luchan contra todo solo por verlos sonreír. Luchan contra enfermedades, contra el despertador, contra el stress, contra el qué dirán, solo por regresar a casa y verlos sonreír. Y es maravilloso cuando te cruzas con una mujer así. Sientes esas ganas de ser mejor, de proteger y brindarle la felicidad que el destino no le dio en una escala alta porcentual. De ser su compañía, su alegría.... su complemento. Porque los 9 meses para ellas deben ser de mucha intriga, reflexión, de cambios, de temores, de ilusión, de paciencia. Y la dicha de nosotros, como hijos, de conocer la vida y vivirla a plenitud, gracias a ellas.
Para las dos madres que hoy son mi felicidad.
Darme vida y hacerme como soy.
Darme felicidad y la dicha de encontrar la persona adecuada.
Las gracias las doy día tras día, en cada sonrisa que dibujen su rostro.
**FiN**