Hay un vaso de café entre los dos,
por esta vez dejé el ron y complací tu interior
con la timidez de mi sobriedad.
Sabe a utopía que me tengas prendido
a una locura nocturna,
a una de aquellas que comentes en la semana...
a una que será la noticia de tu diario.
Preparo y arreglo la guitarra,
mi voz es horrorosa para cantar.
Utilizo viejas cortinas de la familia
y no me bastan reflectores,
si a lo lejos veo tus ojos
como dos bellos faroles.
No se escucha el ruido de la noche,
el cántico de los grillos cesa,
todo esta en contra mía para que mi voz
se convierta en la alegría para tu
tristeza.
Me paro en medio del jardín,
no canto.
Te miro y no canto.
Te miro y te intento decir algo.
No me sale.
No encuentro las palabras.
Mis dedos rasgan las cuerdas,
sin armonía ni ritmo;
el silencio es paralizante.
Mirándote mientras me miras,
ambos entendemos que eso es lo
único que basta;
mi función de hoy no consta de palabras
de regalos ni de sorpresas gigantes.
Esta función solo araña tu mirada interior,
un brillo que solo ambos conocemos
que solo el telón puede escoger
como su actor principal....
Las verdades más ciertas nacen del canto
de una mirada en silencio.
**FiN**
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